- Eva Belén Abad Quijada. 30 años. Madrid. Vivía en Coslada con sus padres y su hermano y trabajaba en una administración de lotería en la estación de Chamartín. Soñaba con ser maquilladora.
- Óscar Abril Alegre 19 años. Coslada (Madrid). Estudiaba Educación Física en el INEF. Su novia, Jana, con la que compartía la pasión por el deporte, resultó herida en los atentados
- Lilliana Acero Usmina 26 años. Ecuador. Llevaba año y medio residiendo en Madrid, donde trabajaba como empleada de hogar. Quería comprar un piso para traer a su madre a vivir con ella
- Florencio Aguado Rojano 60 años. Tomelloso (Ciudad Real). Se trasladó a Madrid hace más de 30 años. Estaba casado y tenía dos hijos. Se ganaba la vida como alicatador en la construcción
- Juan Alberto Alonso Rodríguez 38 años. Alcorcón (Madrid). Administrativo en la Tesorería de la Seguridad Social. Junto a su mujer, había superado los trámites para adoptar a una niña española de 15 meses
- María José Álvarez González 48 años. Villasola (Asturias). Vivía en Alcalá de Henares. Era funcionaria de la Viceconsejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Estaba separada y tenía un hijo
- María Nuria Aparicio Somolinos 40 años. Casada y con dos niños, de ocho y cinco años de edad, trabajaba en el departamento de Recursos Humanos de la empresa de bebidas Schweppes
- Alberto Arenas Barroso 24 años. Madrid. Había sacado sus estudios de Aeronáutica. El 11-M se dirigía desde Parla al aeropuerto de Barajas, donde trabajaba como becario de tierra de Air Europa
- Andriyan Asenov 22 años. Bulgaria. Este joven albañil tenía una fecha marcada en rojo en el calendario: el 15 de mayo de 2004, cuando iba a casarse con Kalina, que murió junto a él
- Neil Hebe Astocondor 34 años. Perú. Vivía en Coslada y acababa de obtener el permiso de residencia. Empleado en una empresa de mudanzas, él y su mujer ahorraban para traerse a sus hijos
- Ana Isabel Ávila Jiménez 43 años. Madrid. Educadora en una escuela infantil, pacifista, apasionada por la cultura árabe e hincha del Atlético de Madrid. Estaba casada y no tenía hijos
- Miguel Ángel Badajoz Cano 34 años. Madrid. Supervisor en una oficina de alquiler de coches en Chamartín, donde se recuerda su don de gentes. Se había casado dos años antes y no tenía hijos
- Susana Ballesteros Ibarra 42 años. Madrid. Trabajaba como administrativa en un banco. Vivía en Coslada con su marido y sus dos hijos, de 11 y 6 años de edad, y tenía una hermana gemela
- Francisco J. Barahona Imedio 34 años. Madrid. Viajaba desde Santa Eugenia a Alcobendas, donde trabajaba como programador informático. Estaba soltero y vivía con su madre viuda
- Gonzalo Barajas Díaz 32 años. Jaén. Era empleado de la Tesorería General del Estado, y siempre iba a la oficina en el tren. Residía en Coslada y estaba recién casado
- Gloria Inés Bedoya 40 años. Colombia. Se dirigía a su trabajo de cocinera en Villaverde Alto. Llegó a España hace dos años y medio, con su marido y una hermana. Dejó atrás dos huérfanos
- Sanae Ben Salah 13 años. Madrid. Hija única, de origen marroquí, era muy querida por sus compañeros de instituto y una visitante asidua de la mezquita de la M-30
- Rodolfo Benito Samaniego 27 años. Alcalá de Henares (Madrid). Trabajaba en el diseño de centrales térmicas. Sentía pasión por el judo y preparaba oposiciones para profesor de Matemáticas
- Ana Valeria Bodea 26 años. Rumanía. Llegó a España en enero, siguiendo los pasos de su novio. Tomó el tren en Guadalajara rumbo a Majadahonda donde trabajaba como empleada de hogar.
- Livia Bogdan 27 años. Rumanía. Cuidaba niños y llevaba dos años en España, a la espera de tener sus papeles en regla. Vivía en Coslada. Murió junto a su novio Juan Muñoz.
- Florencio Brasero Murga 50años. Madrid. Jefe de ventas en la empresa de neumáticos Michelin. Murió en la estación del Pozo el día del cumpleaños de su esposa. Tenía dos hijos de 19 y 15 años.
- Trinidad Bravo Segovia 40 años. Madrid. Casada con dos hijas, era empleada de la firma de Seguros La Estrella y residiía en Rivas Vaciamadrid.
- Alina María Bryck 34 años. Polonia. Empleada de hogar. Llevaba un década en España pero deseaba regresar a su país para ver crecer a sus hijos que quedaron al cuidado de unos familiares.
- Stefan Budai 37 años. Rumanía. Había llegado a España hacía dos años y medio antes. Se dirigía a la obra donde trabajaba pero no pasó de Sta Eugenia. Estaba casado y tenía un hijo.
- Tibor Budi 37 años. Rumanía. Llegó a España años y medio antes junto a su mujer con ánimo de ahorrar y regresar a su país. Trabajaba como albañil, murió junto a su amigo Alois Martinas.
- María Pilar Cabrejas Burillo 37 años. Alcalá de Henares. Trabajaba como administrativa en las oficinas de Telefónica en Madrid. Vivía con su pareja Jesús desde hacía dos años.
- Rodrigo Cabrero Pérez 21 años. Madrid. Estudiante. Acababa de echarse novia y era un fanático de las nuevas tecnologías. Vivía en Getafe con sus padres y su hermano.
- Milagros Calvo García 39 años. Madrid. Trabajaba como administrativa en el grupo TPI. Compaginaba su empleo con los estudios de derecho en la Universidad Complutense de Madrid.
- Sonia Cano Campos 25 años. Coslada. Estaba empleada como administrativa en una residencia de ancianos de la capital y por las tardes impartía clases de sevillanas.
- Alicia Cano Martínez 63 años. Cieza (Murcia). Asistenta de hogar. Se quedó viuda muy joven (37 años) y tenía cuatro hijos-uno de ellos casado- Vivía con los otros tres en Entrevías.
- José María Carrillero Baeza 39 años. Burdeos (Francia). Sus padres emigrantes del país vecino se trasladaron a Madrid suiendo él pequeño. Vivía en Parla con su esposa y era conserje.
- Álvaro Carrión Franco 17 años. Madrid. La muerte le alcanzó camino del instituto. Vivía con su familia en Sta Eugenia. Dos días después del 11-M hubiera cumplido 18 años.
- Francisco J.Casas Torresano 28 años. Getafe. Informático empleado de la empresa química Sika, en Alcobendas. Estaba pagando un piso donde quería vivir con su novia.
- Cipriano Castillo Muñoz 55 años. Villamayor de Calatrava.(Ciudad Real). Pastor en su tiempos mozos e ingeniero en su madurez planificaba obras ferroviarias en Tecsa. casado, con dos hijos.
- Inmaculada Castillo Sevillano 39 años. Alcalá de Henares. Viuda a los 29 años (su marido murió en un accidente) trabajaba como contable. Deja dos huerfanos de 19 y 15 años.
- Sara Centenera Montalvo 19 años. Alovera (Guadalajara). Estudiaba 1º de Fisioterapia en la Universidad Pontificia de Comillas. Murió en la estación del Pozo cuando se dirigia a la facultad.
- Osvaldo M. Cisneros Vilacis 33 años. Ecuador. Llevaba tres años en Madrid donde trabajaba como albañil. Pensaba regresar junto a su esposa a Ecuador pues no le gustaba el estré de la capital.
- María Eugenia Ciudad- Real Díaz 26 años. Madrid. Licenciada en Empresariales acababa de conseguir trabajo en una sucursal del BBVA de Goya. Vivía con sus padres en Leganés.
- Jaqueline Contreras Ortiz 22 años. Perú. Trabajaba como asistenta en una casa de Mirasierra hacia donde se dirigia el 11-M desde Villaverde. Herida en Atocha, falleció en el hospital una semana después.
- Soledad Contreras Sánchez 51 años. Puebla de Almenara (Cuenca). Era secretaria del dpto de RR.HH de Siemens en Tres Cantos. Estaba casada. Murió en la Estación del Pozo.
- María Paz Criado Pleiter 52 años. Madrid. Llevaba más de 30 años trabajando en la fábrica de neumáticos de Michelín. estaba casada y tenía una hija. Cogía el tren cada día en Sta Eugenia.
- Esteban Martín de Benito 39 años. Madrid. Era técnico de Comunicaciones en una empresa de telefonía. Apasionado del Real Madrid y de las motos, deja viuda dos hijas.
- Sergio de la Heras Correa 28 años. Iriepal (Guadalajara). Ingeniero Técnico aeronaútico. Empleado en Aibus, vivía en Alcalá desde donde cogió su último tren. Tenía novia y planes de boda.
- Miguel de Luna Ocaña 36 años. Madrid. Topógrafo, trabajaba para la empresa Serynco en el PAU de Sanchinarro. Su labor era detectar anomalías en las construcciones. Vivía en Parla con sus padres.
- Álvaro de Miguel Jiménez 26 años. Madrid. Tenía un empleo de administrador en FCC. Era socio del Atlético de Madrid y un gran jugador de billar americano.
- Juan Carlos del Amo Aguado 28 años. Madrid. Doctor en Química e investigador en la Complutense. Tenía una brillante carrera por delante. Vivía con sus padres y su hermana pequeña en coslada.
- Marta del Río Menéndez 40 años. Madrid. Divorciada con dos hijos, trabajaba de administrativa. Iba al trabajo con su novio. A veces se encontraban con su hermana y una amiga. Los cuatro murieron en Téllez.
- Nuria del Río Menéndez 38 años. Madrid. Hermana de la anterior. Era Licenciaba en CC.II (Periodismo) pero trabajaba en una empresa de seguros. casada, con un hijo.
- Nicoleta Diac 25 años. Rumanía. Compartía piso en Coslada con unos amigos y cogía el tren para ir al domicilio de Madrid donde trabajaba como asistenta. Llegó a España en el 2000.
- Beatriz Díaz Hernández 30 años. Madrid.Con 20 años había entrado a trabajar como camarera en un hotel del centro de Madrid y la habían ascendido recientemente a gobernante. Estaba casada y tenía un hijo
- Georgeta Gabriela Dima 35 años. Rumanía. Divorciada, hacia casi dos años que no veía a su hijo, a quien enviaba a su país gran parte de su sueldo de limpiadora para que saliera adelante.
- Tinka Dimitrova Paunva 31 años. Bulgaría. Trabajaba de niñera y vivía en España desde hacía casi tres años con su hermano. Su marido e hija esperaban reunirse con ella en verano.
- Kalina Dimitrova Vasilea 30 años. Bulgaría. Empleada de un hotel. Tenía todo preparado para casarse con su compatriota Andriyan Asenov, que murió junto a ella el 11-M
- Sam Djoco 42 años. Guinea Bissau. En Almería se ganó la vida en los invernaderos y después en Madrid como poeón de albañil. Deja viuda y seis hijos en su país.
- Sergio Dos Santos Silva 29 años. Brasil. Albañil. Viajaba al lado de una de las mochilas malditas. Fué identificado 4 días después. En Paraná quedan su viuda y su hijo de 4 años.
- María Dolores Durán Santiago 34 años. Madrid. Administradora en una aseguradora. Falleció en Atocha junto a su compañera Nuria del Río. Estaba casada y tenía un hijo de 17 meses.
- Osama El Amrati 24 años. Marruecos. Este joven albañil tenía planes de boda con su novia española Beatriz. Sus restos descansan en Tánger, su ciudad natal.
- Sara Encinas Soriano 26 años. Madrid. Trabajaba como teleoperadora y le faltaban cuatro asignaturas para acabar Derecho. Acababa de comprar un piso con su novio.
- Carlos Marino Fernández Dávila 39 años. Perú. Llevaba menos de un mes en la capital y había conseguido empleo como albañil. pensaba traer a su mujer y a su hijo más adelante.
- María Fdez del Amo 26 años. Azuqueca de Henares (Guadalajara). Estudiaba 5º de Ingeniería Industrial, quería marcharse un año a Francia con una beca Erasmus.
- Rex Ferrer Reynaldo 20años. Filipinas. camarero, residente en españa desde hacía 6 años. Ahorraba para comprar una casa a su abuelo en Filipinas y otra para él en madrid. residia en Torrejón.
- Héctor Manuel Figueroa Bravo 34 años. Chile. Llevaba un año en España, donde tenía trabajo como maestro yesero en una construcción. Vivía en Vallecas junto a su esposa, su hijo y su suegro.
- Julia Frutos Rosique 43 años. Madrid. Vivía en Salamanca pero a su marido le destinarona Madrid unos meses antes del 11-M. Tenía un trabajo como cuidadora de ancianos a domicilio.
- Dolores Fuentes Fernández 29 años. Móstoles. trabajaba como administrativa en una empresa financiera de Alcobendas. Estaba reformando un piso con su novio y tenían planes de futuro.
- José Gallardo Olmo 33 años. Sant Feliú de LLobregat (Barcelona). Militar en 1999 se casó con una ecuatoriana y se estableció en Azuqueca (Guadalajara). Cogió el tren por que tenía el coche averiado.
- Jose Raúl Gallego Triguero 39 años. Getafe. Trabajaba como montador de parqué y tarima flotante. Soltero y sin compromiso vivía con su madre y dos de sus tres hermanos.
- María Pilar Gamiz Torres 40 años. Madrid. Trabajaba en Siemens España.
- Abel García Alfageme 27 años. Parla. Era mecánico de ascensores, murió en Atocha el día de su cumpleaños. Vivía desde hacía dos años con su novia.
- Juan Luis García Anaiz 17 años. Madrid. Acudía cada mañana desde Parla, donde residía con sus padres a una escuela-taller de Fuencarral. Allí aprendía el oficio de pintor de brocha gorda.
- Beatriz García Fdez 27 años. San Fdo de Henares. Trabajaba introduciendo anuncios en ordenadores para una empresa de Telefónica. Llevaba apenas un año casada.
- Nieves García García-Moñino 46 años. Madrid. Casada con dos hijos. Apasionada del baile, era camarera en la cafetería del teatro Marquina. Se reincorporó al trabajo después de una larga baja el 10-M.
- Enrique García González 29 años. Rep. Dominicana. Electricista. Testigo de la Primera explosión, murió cuando estalló una segunda bomba y él socorría a los heridos. Casado con 3 hijos.
- Cristina A. García Martínez 34 años. Madrid. Era supervisora de una empresa de telemarketing. Casada, madre d eun niño de tres años, soñaba con levar a la práctica sus estudios de Psicología.
- Carlos Alberto García Presa 24 años. Coslada. Un año antes había ganado una oposición para el Instituto de Comercio Exterior (ICEX), donde trabajaba como administrativo.
- José García Sánchez 45 años. Madrid. Subdirector de una sucursal bancaria, hacia tres meses que había cambiado la oficina de Torrejón por otra en la calle Goya. Estaba casado y tenía dos hijos
- José María García Sánchez 48 años. Madrid Empleado de mantenimiento en una empresa de ascensores. Forofo del Atlético de Madrid, estaba casado y tenía dos hijos. Murió en Atocha.
- Javier García Plaza 26 años. Madrid. Economista, en su empresa del Campo de las Naciones le acababan de anunciar que le harían fijo. Vivía con su novia con la que tenía planes de boda.
- Petrica Geneva 34 años. Rumanía. Obrero de la construcción. Pedro-como le rebautizaron sus compañeros- cogió el tren en Cosalda que sufrió el atentado en Sta Eugenia.
- Ana Isabel Gil Pérez 29 años. Almadén (Ciudad Real). Técnica de Telecomunicaciones, estaba embarazada de siete meses, cogió el tren por que había cambiado el turno para ir al ginecólogo.
- Samuel el hijo que llevaba en su vientre Ana Isabel Gil. Su padre había escogido ese nombre ya que según la Biblia significa "el que nace de Ana".
- Óscar Gómez Guidiña 24 años. Madrid. Trabajaba como repartidor en una empresa de cafés. tenía pasión por el Real Madrid y las carreras de motos. Vivía en Vallecas con sus padres y hemanos.
- Félix González Gago 52 años. Guaza de Campos (Palencia). Tras 23 años de carrera militar, tenía el rango de subteniente del Ejército del Aire. El pequeño de sus hijos cumplía años el 11-M
- Angélica González García 19 años. Alcalá de Henares. Estudiaba Filología Inglesa. Tenía planeado estudiar en verano en Dublin.No llegó ni a votar en sus primeras elecciones generales.
- Teresa González Grande 36 años. Empleda de Limpieza. tenía varios trabajos para poder pagar el piso que había comprado meses antes junto a su pareja en Vallecas.
- Elías González Roque 30 años. Madrid. Trabajaba de contable en Aldeasa. Seguidor del Atletico, le apasionaban los viajes y la música. Estaba casado y no tenía hijos.
- Juan Miguel Gracia García 53 años. Madrid. Técnico de obra en el aereopuerto de Barajas. Nunca cogía el tren pero la noche anterior había dejado el coche en el trabajo para ir al fútbol. Casado, con un hijo.
- Javier Guerrero Cabrera 25 años. Madrid. Estudiaba Informática de gestión y trabajaba como programador en el Palacio real. Fué uno de los últimos identificados.
- Berta Gutiérrez García. 39 años. Villanueva de Gómez (Ávila). Trabajaba como funcionaria en la Consejería de Hacienda de la Comunidad de Madrid. Estaba casada y tenía una hija de 6 años.
- Pedro Hermida Martin 51 años. Seseña (Toledo). casado, con tres hijos, era empleado de Caixa Cataunya y gestionaba las operaciones bancarias de su oficina con el exterior.
- Alejandra Iglesias López 28 años. Torrejón de Ardoz (Madrid). Un día después de los atentados, tenía previsto firmar el contrato de una casa que iba a comprar con su novio. Trabajaba como administrativa en una constructora
- Mohamed Itaben 27 años. Marruecos. Llegó a España hace dos años siguiendo la estela de dos hermanos. Obrero en la construcción, en su tiempo libre impartía cursos de árabe a niños
- María Ivanova Staikova 38 años. Bulgaria. Trabajaba en un locutorio y cuidando a unos niños. No viajaba nunca en el tren, pero la excepción le costó la vida. Estaba soltera y llevaba tres años en España
- Pablo Izquierdo Asanza 42 años. Madrid. Era operador de maquinaria de vías en la unidad de mantenimiento de Renfe, empleo que le mantenía itinerante por toda España. Estaba soltero y vivía con su madre
- María Teresa Jaro Narrillos 32 años. Madrid. Cogía el tren cada mañana en Coslada para dirigirse a su trabajo de teleoperadora en un empresa de Alcobendas. Murió en El Pozo. Estaba casada y tenía una hija
- Oleksandr Kladkovoy 46 años. Ucrania. Llegó hace dos años a España con su hija y con su hermana. Estaba divorciado. Era albañil. Su sueño de comprar una dacha en su Crimea natal quedó sepultado en Santa Eugenia
- Laura Isabel Laforga Bajón 28 años. Valladolid. Daba clases de español a niños rumanos y chinos de un colegio de Carabanchel. Vivía en San Fernando de Henares, donde cogió su tren de la muerte
- María Victoria León Moyano 30 años. Madrid. Tenía planeado casarse en julio en Encinas Reales (Córdoba), el pueblo de su madre. Su novio la despidió en la estación el 11-M. Trabajaba como auditora en una entidad bancaria
- María del Carmen Lominchar Alonso 34 años. Corral de Almaguer (Toledo). Programadora informática, estaba embarazada de tres meses. Cogía todas las mañanas el tren en Leganés rumbo a Alcobendas
- Miriam López Díaz 31 años. Muñogrande (Ávila). Tenía un empleo como administrativa en Alcatel, pero era maestra. Murió en Santa Eugenia después de dejar a su hija de 22 meses en la guardería
- María del Carmen López Pardo 50 años. Mula (Murcia). Trabajaba en la limpieza de naves industriales. Sus siete sobrinos eran para ella como sus hijos. Le encantaba salir a bailar salsa y rumbas
- Cristina López Ramos 38 años. Madrid. Esta administrativa falleció junto a su marido, Domnino Simón González, dejando dos niños huérfanos. Iban siempre en coche, pero el 11-M una avería les obligó a subir al tren
- José María López-Menchero Moraga 44 años. Daimiel (Ciudad Real). Era subteniente del Ejército de Tierra en el Destacamento de Cría Caballar. Llevaba 17 años viviendo en Alcalá de Henares. Estaba casado y tenía una hija
- María Jesús Macías Rodríguez 30 años. Madrid. Estudió Psicología y Dirección de Empresas.Gran aficionada a la lectura, trabajaba como técnica de Recursos Humanos en Vodafone. Vivía con su marido en Coslada
- Francisco Javier Mancebo Zaforas 38 años. Madrid. Casado, con dos hijos y seguidor del Estudiantes, era auditor en el Tribunal de Cuentas. Murió en El Pozo. Su hijo Jaime, de 5 años, al que llevaba al colegio, resultó herido
- Ángel Manzano Pérez 42 años. Ecuador. Llevaba sólo 10 meses en España y trabajaba en una fábrica de muebles. Viajó a nuestro país con su hija mayor, Patricia, dejando en su ciudad natal, Ambato, a su mujer y a sus tres hijos pequeños
- Vicente Marín Chiva 37 años. Madrid. Consultor, hincha del Atlético y fan número uno de Joaquín Sabina, falleció en Atocha. Deja atrás a su mujer, Milagros, con la que se casó dos años antes
- Antonio Marín Mora 43 años. Madrid. Trabajaba en Telefónica desde los 18 años. Le faltaba una asignatura para acabar sus estudios de Telecomunicaciones. Vivía con su madre en Entrevías
- Begoña Martín Baeza 25 años. Madrid. Vivía en Azuqueca de Henares con su marido, con el que se había casado nueve meses antes. Tenía un empleo de administrativa en San Sebastián de los Reyes
- Ana Martín Fernández 43 años. Madrid. Secretaria del departamento jurídico de la Asociación de la Prensa. Se había licenciado en Psicología, y quería trabajar en ese campo. Estaba casada y tenía una hija
- Luis Andrés Martín Pacheco 53 años. Madrid. Pintor y decorador, trabajaba en el Congreso de los Diputados. Enviudó recientemente. Su hija Maite ha tenido que afrontar la pérdida de su familia en menos de dos años
- María Pilar Martín Rejas 50 años. Vivía en el barrio de Santa Eugenia, como tantas personas que fallecieron en los atentados. Era funcionaria del Parque Móvil del Estado
- Alois Martinas 26 años. Rumanía. Albañil. Iba a casarse con su novia en agosto. El 11-M, cogió el tren con su chica y su amigo Tibor Budi. Ella se bajó en Vicálvaro y oyó la explosión que los mató en la siguiente estación
- Carmen Mónica Martínez 31 años. Madrid. Casada, con una hija de cuatro años, trabajaba como administrativa en la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid
- Míriam Melguizo Martínez 28 años. Madrid. Vivía en Coslada con su marido y su bebé, Lucía, de nueve meses. Había estudiado Secretaría de Dirección y pertenecía al departamento financiero de Iberdrola
- Javier Mengíbar Jiménez 43 años. Lima (Perú). Su familia, española, se trasladó a nuestro país cuando Javier era un recién nacido. Estaba casado y tenía dos hijas. Era funcionario del Ministerio de Educación
- Michael Mitchell Rodríguez 27 años. Cuba. Trabajaba como obrero en la construcción y vivía en Vallecas. Quería viajar a su país para montar una nueva instalación de agua en su casa en La Habana
- Stefan Modol 45 años. Rumanía. Albañil. Llevaba dos años en España. Dejó su país, donde trabajaba como policía, para procurar una vida mejor a su mujer y sus tres hijos, a los que enviaba dinero
- Segundo Víctor Mopocita 37 años. Ecuador. Dos semanas antes había estrenado casa en Vicálvaro. Y fue entonces cuando empezó a coger el cercanías. Era albañil. Deja viuda y tres hijos en Ambato (Ecuador)
- Encarnación Mora Donoso 63 años. Granátula de Calatrava (Ciudad Real). Empleada de hogar. Divorciada y madre de tres hijos, viajaba desde Torrejón de Ardoz con su actual pareja. Ambos fallecieron
- María Teresa Mora Valero 37 años. Tenía un empleo como operadora del Ejército del Aire. Entre sus planes futuros estaba casarse, en noviembre, con José Ramón Moreno, otra víctima de los atentados
- Julia Moral García 53 años. Milagros (Burgos). Ama de casa, trabajaba de forma esporádica como monitora en un autobús escolar. Por eso cogió el tren en Santa Eugenia esa mañana. Estaba casada y tenía dos hijas
- Francisco Moreno Aragonés 56 años. Madrid. Administrativo. Vivía en Coslada. El 11-M iba a Madrid a una entrevista de trabajo en el tren que saltó por los aires en El Pozo. Estaba casado y tenía tres hijos
- José Ramón Moreno Isarch 37 años. Irún (Guipúzcoa). Trabajaba en la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid. Murió junto a su novia María Teresa Mora
- Eugenio Moreno Santiago 56 años. Cadalso de los Vidrios (Madrid). Casado, dos hijos. Le quedaban tres meses para prejubilarse y dejar su puesto en el BBVA. Su ilusión era la casa que se estaba construyendo en su pueblo
- Juan Pablo Moris Crespo 31 años. Alcalá de Henares (Madrid). Estaba a punto de acabar Ingeniería de Caminos. Realizaba un estudio sobre el trasiego de viajeros en Atocha en hora punta
- Juan Muñoz Lara 28 años. Guadalcázar (Córdoba). Técnico de telefonía. No solía coger el tren, pero ese día acompañó a su novia, Livia Bogdan, al trabajo. Ambos perdieron la vida en Atocha
- Francisco José Narváez 28 años. Madrid. Estaba soltero. Vivía en casa de sus padres en la capital.
- Mariana Negru 40 años. Rumanía. Trabajaba en el servicio doméstico. Adoraba el mar, y siempre que podía viajaba con su esposo a la costa. Vivía en Torrejón y soñaba con un piso más grande en Coslada
- Ismael Nogales Guerrero 31 años. Madrid. Acababa de estrenarse como padre, y le ilusionaba que su pequeño retoño, Lucía, aprendiera a cantar coplas, su música favorita. Era empleado de una papelería
- Inés Novellón Martínez 29 años. Madrid. Enfermera, tenía turno de tarde en la clínica, pero el 11 de marzo cambió el turno con una compañera para que ésta pudiera ir al ginecólogo. Vivía con su novio en Alcalá
- Miguel Ángel Orgaz Orgaz 34 años. Madrid. Trabajaba como mecánico en la fábrica central de Deutz Iberia. Vivía con su madre y dos hermanos, pero tenía planeado independizarse con su novia
- Ángel Pardillos Checa 62 años. Manchones (Zaragoza). Le quedaban unos meses para jubilarse de su empleo como funcionario del Banco de España. Estaba casado y tenía dos hijos y tres nietos
- Sonia Parrondo Antón 28 años. Madrid. Era la más pequeña de siete hermanos y trabajaba cuidando niños. Fan número uno de Alejandro Sanz. Recién casada con Roberto Pellicari, ambos fallecieron en el Pozo
- Juan Francisco Pastor Pérez 51 años. Madrid. Técnico de telefonía en el Palacio de Congresos, madridista, aficionado a la pesca y al mus, estaba casado, tenía dos hijos y le acababan de hacer abuelo
- Daniel Paz Manjón 20 años. Madrid. Estudiante de segundo curso de Educación Física, gran jugador de fútbol y aficionado a la guitarra, los meses de verano trabajaba para procurarse unos ahorrillos
- María José Pedraza Pino 41 años. Madrid. Vallecana de pura cepa, trabajaba como auxiliar en la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Estaba soltera e iba a estrenar piso
- Miryam Pedraza Rivero 25 años. Madrid. Llevaba la contabilidad en una gestoría, aunque había estudiado delineación. Planeaba comprar un chalé con su marido. Bailaba sevillanas como pocas
- Roberto Pellicari Lopezosa 31 años. Madrid. Empleado de mensajería, fichaba a las nueve, pero madrugaba para acompañar a su esposa Sonia Parrondo en el tren. Hicieron el último viaje juntos. Era socio del Atleti
- María del Pilar Pérez Mateo 28 años. Coslada (Madrid). Había conseguido hacía un mes un empleo como teleoperadora en el departamento de información de la Agencia Tributaria. Estaba soltera y adoraba a su sobrino Jorge
- Felipe Pinel Alonso 51 años. Vivía en Fuenlabrada, localidad situada al sur de la capital
- ]Martha Scarlett Plasencia 29 años. República Dominicana. Llegó a Madrid hace cuatro años en busca de un futuro mejor. Trabajaba —igual que su hermana— cuidando niños. Casada, no tenía hijos
- Elena Ples 33 años. Rumanía. Empleada doméstica en Majadahonda, soñaba con rehabilitar y ampliar una cabaña en los Cárpatos (Transilvania). Su marido cumplirá ese deseo por ella
- María Luisa Polo Remartínez 50 años. Ateca (Zaragoza). Llevaba un mes trabajando como funcionaria en la Biblioteca Nacional. Estaba casada y tenía una hija. Era muy aficionada al arte
- Ionut Popa 23 años. Rumanía. Albañil. Vivía en Coslada con su novia, Katia, con la que tenía planeado casarse en primavera. Perdió la vida junto a su primo, Petrica Geneva
- Emilian Popescu 43 años. Rumanía. Encargado de pintores en una empresa de construcción. Estaba casado y tenía dos hijos, virtuosos del violín que eran el orgullo de su padre
- Miguel Ángel Prieto Humanes 37 años. Villaluenga de la Sagra (Toledo). Vivía en su pueblo. Ingeniero de Telecomunicaciones, estaba casado y era padre de una niña de dos años y otra de tres meses
- Francisco Antonio Quesada Bueno 44 áños. Madrid. Era administrativo en el Instituto de Comercio Exterior. Padre de dos hijos fruto de una relación anterior, murió junto a su novia, Marta del Río
- John Jairo Ramírez Bedoya 27 años. Colombia. Llevaba cinco años en España, pero siempre quiso regresar a su país. Residía en Torrejón y se trasladaba a la obra cada mañana. Deja mujer y un hijo
- Laura Ramos Lozano 38 años. Honduras. Esposa de Saúl Valdés, que la acompañó en su último viaje, y madre de seis hijos —cuatro de los cuales vivían en España—, trabajaba como limpiadora
- Miguel Reyes Mateos 37 años. Alcalá de Henares (Madrid). Administrativo en el departamento de Emigración del Ministerio de Trabajo. Estaba soltero y era seguidor del Real Madrid
- Jorge Rodríguez Casanova 22 años. Alcalá de Henares (Madrid). Estudiante, madridista hasta la médula y aficionado a los viajes, como su padre, Francisco Javier, que murió con él en el tren
- Luis Rodríguez Castell 40 años. Madrid. Funcionario en la Consejería de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, Estaba casado y tenía dos hijas. Jugó en los juveniles del Real Madrid
- María Soledad Rodríguez de la Torre 42 años. Madrid. Jefe de Proyectos en la empresa ICA (Informática y Comunicaciones vanzadas), apasionada de la egiptología, estaba casada y tençia un hijo. Residía en Alcalá de Henares
- Ángel Luis Rodríguez Rodríguez 34 años. Madrid. Informático en la aseguradora Caser, gran aficionado al deporte y a los viajes, tres días antes del 11-M decidió cambiar el coche por el tren para evitar atascos
- Francisco Javier Rodríguez Sánchez 52 años. Alcalá de Henares (Madrid). Trabajaba en la Confederación Española de Cajas de Ahorros, y le iba mejor el autobús, pero acompañaba a su hijo Jorge en tren. Ambos murieron. Deja mujer y tres hijos
- Ambrosio Rogado Escribano 56 años. El Campo de Peñaranda (Salamanca). Casado, con dos hijos, trabajaba en la compañía de seguros RGA. Madridista ferviente, los suyos destacan su gran sentido del humor
- Cristina Romero Sánchez 34 años. Madrid. Prestaba servicios sociales dentro de un programa de ayuda a domicilio. Hacía todos los días un largo trayecto desde Vallecas a Orcasitas
- Wieslaw Rzaca 34 años. Polonia. Albañil. Junto a su mujer, Yolanda, buscó en España una oportunidad diez años atrás. Pensaban volver a su país en breve. Murió junto a su hija Patricia, un bebé de 7 meses
- Patricia Rzaca 7 meses. Madrid. Sus enormes ojos azules se apagaron aquella mañana terrible. Se fue con su padre, para siempre. Su madre sobrevivió al atentado con graves heridas en el cuerpo y el alma
- Antonio Sabalete 36 años. Madrid. Funcionario en el Instituto Social de la Marina, casado y padre de un hijo, había estudiado Económicas, pero fue un gran amante de las palabras y escritor vocacional
- Sergio Sánchez López 17 años. Fuenlabrada (Madrid). Aburrido de los estudios, trabajaba desde hacía un mes en una obra, pero le apasionaba la domótica (hacia donde quería encaminarse) y tenía madera de inventor
- María Isabel Sánchez Mamajón 37 años. Madrid. Trabajaba como administrativa en la empresa de alquiler de vehículos Hertz. Estaba casada y tenía un hijo de siete años
- Juan Antonio Sánchez Quispe 46 años. Perú. Llevaba once años viviendo en España junto a su mujer y sus dos hijos. En su país fue árbitro de fútbol. Aquí trabajaba en una empresa de limpieza
- Balbina Sánchez-Dehesa Francés 47 años. Madrid. Delineante. Casada y madre de dos hijos, disfrutaba mucho de la naturaleza y del tiempo libre que pasaba en su casa de la sierra madrileña
- David Santamaría García 23 años. Guadalajara. Había conseguido un empleo en prácticas en Alstom. Gran jugador de fútbol, falleció en El Pozo junto a su amigo Guillermo Senent
- Juan Carlos Sanz Morales 33 años. Madrid. Trabajaba como informático en Azertia. No conoció a su hijo Albaerto, que nacería tres meses después. Viajar era una de sus grandes pasiones
- Eduardo Sanz Pérez 31 años. Suiza. Cocinero del Ejército, trabajaba en las instalaciones militares de Campamento. Vivía en Azuqueca de Henares (Guadalajara). Casado, tenía un hijo y otro en camino cuando murió
- Guillermo Senent Pallarola 23 años. Guadalajara. Técnico en electrónica industrial en la firma Alstom, esa mañana le tocaba revisión médica y tuvo que madrugar. Viajaba con su amigo David Santamaría, que también murió
- Miguel Antonio Serrano Lastra 28 años. Leganés. Trabajaba como fontanero en la empresa de su cuñado. Vivía con su madre y dos de sus cinco hermanos. Aficionado a la pesca, al fútbol y a la guitarra, su móvil sonó en vano tras las bombas
- Rafael Serrano López 66 años. Madrid. Jubilado. Viudo, con tres hijos, no frecuentaba el tren. Había ido a Torrejón a visitar a su novia, Encarnación Mora, y el 11-M ambos murieron en uno de los convoyes malditos
- Paula Mihaela Sfeatcu 27 años. Rumanía. Había llegado a Madrid hacía nueve meses con su novio, y vivían en Entrevías, donde tomó el tren hacia Atocha. Trabajaba en el servicio doméstico
- Federico Miguel Sierra Serón 37 años. Alcalá de Henares (Madrid). Comandante de Infantería del Estado Mayor, había participado en misiones de paz de la OTAN. Estaba casado y tenía un hijo
- Domnino Simón González 45 años. Guardo (Palencia). Trabajaba en la Mutua Madrileña Automovilista. Una avería en el coche le obligó a coger el tren, junto a su mujer, Cristina. La fatalidad se cebó en ambos. Tenían dos hijos
- Susana Soler Iniesta 46 años. Madrid. Recepcionista en una empresa de contadores para líquidos. Casada y madre de un hijo, era una mujer organizada y una excelente relaciones públicas
- Carlos Soto Arranz 34 años. Quintanilla de Onésimo (Valladolid). Huérfano desde los 14 años. Soldador de profesión, vivía en san Sebastián de los Reyes con su pareja, Eva, a la que conoció chateando. Acababan de tener una hija
- Danuta Teresa Spizla 28 años. Polonia. Empleada doméstica (en su país era modista), vivía en Alcalá de Henares. Ahorraba para regresar a Polonia, casarse y formar una familia
- Marion Cintia Subervielle 30 años. Francia. Trabajaba como intérprete en la Biblioteca Nacional. Casada, con una hija, tenía espíritu aventurero y estaba enamorada de la cultura y costumbres españolas
- Alexandru Horatiu Suciu 18 años. Rumanía. Cerrajero. Había llegado a España seis meses atrás desde su pueblo natal, Blaj, en Transilvania, para reunirse con su madre, viuda, y su hermano mayor
- José Luis Tenesaca Betancourt 17 años. Ecuador. Estudiante. Tímido e introvertido, su sueño era ser director de cine. También era un devorador libros. Vivía en Torrejón de Ardoz
- Iris Toribio Pascual 20 años. Madrid. Trabajaba como comercial, pero sus aficiones iban por el fútbol y la música. Iba a debutar como disc jockey, y tenía un montón de amigos
- Neil Fernando Torres Mendoza 38 años. Ecuador. Albañil. Solía coger el metro, pero aquel día lo cambió por uno de los trenes de la muerte. Su esposa resultó herida. Era padre de una niña
- Carlos Tortosa García 31 años. San Fernando de Henares (Madrid). Trabajaba en la refinería de Repsol en Puertollano (Ciudad Real), adonde se dirigía el 11-M, pero no llegó a coger el AVE en Atocha
- María Teresa Tudanca 49 años. Madrid. Administrativa en una entidad bancaria, falleció tras 18 días en coma en el Hospital Doce de Octubre. Residía en Alcalá de Henares con su marido y su hijo
- Jesús Utrilla Escribano 44 años. Madrid. Operador gráfico. Casado, con un hijo, tenía dos grandes pasiones: los viajes por todo el mundo y los conciertos de música pop / rock
- José Miguel Valderrama López 25 años. Madrid. Empleado de banca en Caja Madrid, vivía en Coslada con sus padres y su hermano. Se recuerda su carácter solidario (fue a retirar chapapote a Galicia)
- Saúl Valdés Ruiz 45 años. Honduras. Albañil. Llegó a España en 1992. Su mujer, Laura, y 4 de sus 9 hijos le siguieron poco después. Era albañil. Una avería en el coche le obligó a coger el tren. Murió junto a su esposa
- Mercedes Vega Mingo 45 años. Madrid. Vivía en Fuenlabrada y tenía un empleo de teleoperadora en Getafe. Nunca subía al cercanías, pero esa mañana iba a una entrevista de trabajo. Deja dos hijos
- David Vilela Fernández 22 años. Vivía en Alcalá de Henares (Madrid) con sus padres y su hermana pequeña, y trabajaba en la Biblioteca Nacional. Le encantaba el deporte, en especial el fútbol, y era seguidor del Real Madrid
- Juan Ramón Zamora Gutiérrez 29 años. Vivía en el barrio madrileño de Santa Eugenia. Estaba casado y no tenía hijos
- Yaroslav Zokhnyuk 48 años. Ucrania. Ex militar, trabajaba en un taller de reparación de electrodomésticos en Torrejón de Ardoz. Estaba casado
- Czaba Zsigovski 26 años. Rumanía. Debía incorporarse a una cuadrilla de albañiles en Santa Eugenia, donde encontró la muerte. Llevaba sólo 5 meses en Madrid. Soñaba con regresar pronto a su tierra con su novia
- Francisco Javier Torronteras Gadea Madrid, 1962. Subinspector del Cuerpo Nacional de Policía adscrito al Grupo Especial de Operaciones (GEO), falleció en la operación antiterrorista de Leganés. Estaba casado y era padre de dos hijas.
Desde el país de Alatriste
Hubo un tiempo en que los pícaros vestían camisola y jubón y atacaban con dagas y espadas. Luego mudaron de vestuario y armas.
11 de marzo de 2013
In memoriam
20 de febrero de 2013
Espectacular, espectacular
Espectacular, espectacular
Tan emocionante
Aún así hay algo en lo que sí estoy totalmente de acuerdo contigo Eva Hache. Ojalá Paco Delgado se lleve el Oscar al mejor vestuario por Los Miserables.
11 de marzo de 2012
In memoriam
Recuerdo la sensación extraña que tuve aquel 11 de marzo al salir de casa. Luego al dirigirme al trabajo en el metro para entrar a las 9 de la mañana me llamó la atención lo vacía que iba la línea 5 para ser jueves laborable en hora punta.
Después el nerviosismo y las lágrimas de una compañera en la oficina que no conseguía localizar a alguien, los listados pasando por las mesas para pedir un autobús para donar sangre, que finalmente no enviaron. Luego vino la rabia, la indignación, las miles de personas congregadas en la Castellana, y todo lo demás...
6 de diciembre de 2011
En el país de los ciegos
Ya se celebraron las ansiadas elecciones ¡Por fin cambiaremos de gobierno! Zapatero se marchará a su casa y esta vez los EREs del psoe no serán falsos. La mayoría absoluta otorgada al pp le da total iniciativa para acometer las acuciantes reformas necesarias para reflotar nuestra economía. En Italia ya han empezado a aprobarlas aunque sea con lágrimas y las del ejecutivo de Rajoy no tardarán bajo la presión de nuestros socios más pudientes en esta casa común llamada Unión Europea.
La ministra italiana de economía no fue capaz de pronunciar la palabra sacrificio en la rueda de prensa. Sinceramente no me imagino a ningún ministrable del gabinete Rajoy enjugándose las lágrimas al empuñar el sacabocados mientras pide amablemente que los españoles vayamos pasándole el cinturón. A quien sí puedo ver partirse de la risa es a Elena Salgado en algún rincón de la Costa Azul brindando a la salud de los marrones que ya no tendrá que saborear, pero eso ya es otra historia.
Vienen tiempos difíciles, decía Jáuregui a Sáenz de Santamaría en la primera ronda de traspaso de poderes. Indudablemente Pérez Rubalcaba se encargará de que también lo sean para el nuevo gobierno. El paquete de medidas es probable que pasen por los recortes del llamado Estado de Bienestar que venimos disfrutando los españoles desde hace varias décadas, entre otros la educación, la sanidad, las pensiones y el vermú de los domingos.
Por otro lado está la ansiada reforma laboral, traducida en reducción de salarios y una mayor precariedad si cabe de contratos. Es decir, lo de siempre, que los que pagamos somos los mismos. ¿Por qué no empezar a recortar esas mega-pensiones a la clase político-bancaria que son parte de los grandes culpables de este desaguisado? Si hay que ser competitivos, comencemos por liberalización real del precio de los carburantes. Si cada vez se vende menos gasolina, no va a venderse más si se incrementa su precio.
Hoy se celebra el día de la Constitución Española, de lo que se llamó el "café para todos" al final se lo han bebido precisamente los que no quieren saber nada de ella y con motivos para celebrar este día: PNV, CiU, Bildu, Amaiur-Batasuna y, por supuesto, también ETA.
Y finalmente vienen los trincones, tanto patricios como plebeyos que se lo llevan crudo aunque tengan un sueldo más que aceptable. Incluso una de las pocas instituciones respetables que nos quedaban se ve salpicada por el escándalo de la corrupción. Y el ministro del gobierno saliente que amenaza con desbancar a los reyes de las gasolineras. Parece como si robar estuviera en nuestra naturaleza, como el gato que caza ratones aunque tenga el estómago a reventar. Menos mal que tenemos unos deportistas fuera de lo común que nos salvan de morir de la vergüenza más miserable.
5 de noviembre de 2011
"Señor Presidente"
Esta no es una carta constructiva, ni mesurada; y si la pretendiera respetuosa vendría encabezada: Excelentísimo Señor. Supongo que lo que el arriba firmante pueda decir le importa a usted un carajo; tanto como parece importarle, a tenor de su talante y maneras, la opinión del resto de mis compatriotas; que por cierto son los suyos. Pero usted se desahoga paseando por Doñana, dando escopetazos en las fincas de los compadres o probándose ante el espejo la púrpura imperial, y yo me desahogo dándole cada domingo a la tecla. Cada uno se lo hace como puede.
Quería contarle que estaba el otro día hojeando papeles, cuando encontré un recorte de prensa, viejo de doce años, con su foto y la firma del arriba firmante. Era un reportaje publicado en Pueblo bajo el título Noche de esperanza. Sólo unas horas antes usted y el PSOE acababan de ganar las elecciones, y yo acababa de regresar de una de esas guerras donde me ganaba la vida. La victoria del PSOE en las urnas era un acontecimiento histórico, así que Chema Pérez Castro, mi redactor jefe, movilizó a toda la tropa para cubrir el asunto. A mí me tocó el ambiente de la calle, por si había follón. No lo hubo. Por el contrario, mi crónica fue un largo relato de explosiones de alegría, de confianza en futuro. Y terminaba citando las palabras de una joven pareja: “Es una buena noche para tener un hijo”.
El hijo, señor presidente, si lo hubo, tendrá ahora casi doce años. En ese tiempo, los votos que a usted le dieron el poder lograron que por las ventanas de este país entrase aire fresco, y que entre otras cosas se modernizara la infraestructura de obras y servicios, que las mujeres ya no vayan a la cárcel por abortar, y que algunas clases menos favorecidas y los pensionistas lleguen mejor a fin de mes. Todo eso está muy bien y me alegro, porque es exactamente para lo que se le votó. Pero lo que ya no me gusta tanto es el precio que usted nos ha cobrado por ello. Como factura es muy alta, y afecta a nuestros sentimientos y nuestra dignidad. Y eso tiene mucho delito.
¿Sabe una cosa? La Historia y la política tienen comprensibles altibajos. España es un país muy atravesado y muy difícil, y uno hasta sería capaz, quizás, de resignarse o perdonar los errores y las bajezas. Perdonar, por ejemplo, como el periodista que fui, que me cerrase Pueblo a traición apenas se hizo con las riendas del cotarro, y que envileciera la radio y la televisión estatales hasta la indignidad y la desvergüenza. Podría perdonarle también las reconversiones salvajes y las canalladas fiscales de sus sicarios; esos que después de haber puesto el país patas arriba y contra las cuerdas so pretexto de Europa y de la madre que la parió, se fueron todos de rositas como al final se irá usted dejando la lista de daños y reclamaciones a cargo del maestro armero. Y podría, puestos a ello, perdonar también todo el compadreo de la gentuza más o menos guapa que, al socaire de la impunidad que su poder absoluto les brindaba, señor presidente, amasaron miles de millones manejando información confidencial y chanchullos varios mientras usted garantizaba su honorabilidad con la suya propia. Gente que una vez pase la tormenta vivirá tan campante con sus cónyuges y sus ahorros y sus porcelanosas, supongo que eternamente agradecidos.
Podría perdonarle también todo lo demás. La sonrisa y los plurales de su ministro Solana, verbigracia. O la abyecta chapuza del GAL. Luis Roldán. Carmen Salanueva. Los fondos reservados. El descrédito de las instituciones. Tirar por la borda, por imprevisión y descontrol, todos los logros antiterroristas de la última década. Podría perdonarle lo de Manglano y Narcís Serra –si eso no es perdonar, que baje Dios y lo vea-. O por hacer que Europa y el mundo nos sodomicen reiteradamente, tanto cuando no tenemos razón como cuando la tenemos. Podría perdonarle estar dispuesto a todo, incluso a salpicar al rey –único salvavidas sin agujerear que queda-, comportándose como una conductor irresponsable borracho, dispuesto a llevarse la monarquía parlamentaria por delante con tal de seguir en la carretera. Podría perdonarle cualquier cosa, ya lo ve. Hasta que mi madre vote ahora al PP. Hasta que la peseta sea una mierda, y que yo vuelva a avergonzarme, gracias a usted, de ser español cuando salgo por ahí. Hasta podría perdonarle esa cara que se le ha puesto, abortargada de poder y de soberbia. Pero lo que nunca podré perdonarle es incapacitarme para escribir otra crónica como la de aquella lejana noche de esperanza. Porque en estos doce años usted nos ha robado la inocencia.
Hágame un favor. Váyase a hacer puñetas, señor presidente.
ARTURO PÉREZ-REVERTE (1995)
29 de octubre de 2011
Hoja de ruta
En los últimos estertores de la segunda y última legislatura de Zetapé la banda asesina (es tan separatista como Bin Laden millonario anti-occidental) ETA no sólo ha podido regresar a las instituciones españolas de la mano de uno de sus tentáculos políticos, Bildu, y es probable que también lo haga al Congreso de los Diputados con Amaiur, es decir, al parlamento y el máximo órgano de la soberanía nacional sino que además se internacionalice el llamado conflicto vasco.
De este modo los etarras y sus acólitos optan por abandonar "definitivamente" -por ahora y mientras les convenga puesto que no entregan sus armas- la violencia que sólo les causaba mayor rechazo y vacaciones a sus miembros detenidos con cargo a los presupuestos generales del Estado (sí, español majetes), aparte de la logística y pistoleros pone-bombas, y reventar el sistema democrático desde dentro sin necesidad de secuestrar ni extorsionar para financiarse. Y lo cierto es que van por buen camino gracias al inestimable apoyo de la política del actual gobierno y de su partido. Obviamente es motivo de alegría que no vuelvan a matar -por ahora- a personas desarmadas en su mayoría, casi siempre por la espalda y nunca con la posibilidad de defenderse como ocurriría en una guerra o conflicto como tanto les gusta llamar a sus matanzas. Como también lo sería para los ciudadanos de Chicago en los años 30 si su ayuntamiento pagara el impuesto revolucionario en vez de hacerlo directamente los locales cuando los gangsters pasaran la gorra cuando visiten nuestro bar y todos contentos, o el gobierno de Estados Unidos considerara las reivindicaciones de Al-Qaeda y ahorrarse los muertos en la guerra de Afganistán.
Si mi cabreo fue grande en la concentración del pasado 14 de mayo convocada por Voces Contra el Terrorismo en apoyo a las víctimas, hoy ha sido más mayor si cabe al escuchar de las propias víctimas el relato de la pérdida de sus hermanos, sus hijos o sobrinos que apenas empezaban a vivir, y de todas esas vidas destrozadas para siempre. De las mismas que han sido desahuciadas por este gobierno y la oposición. A día de hoy creo que no estoy a favor de la pena de muerte, aunque esté prevista en el código penal de otros estados a los que pocas lecciones de tradición democrática podemos dar. Pero si este monstruo ha crecido tanto durante décadas en gran parte ha sido porque estos patriotas de la boina y el pasamontañas se jugaban poco más que pasarse unos años a la sombra y bien protegidos del resto de los presos favoreciendo su delirio de creerse presos políticos. Pero cuando ya es tu cuello lo que va en la ruleta, ¡ah amigo! Eso ya es otra cosa. Porque hacen falta unos cojones bien gordos para dispararle a alguien a quemarropa o poner un coche bomba en la puerta de una casa cuartel con niños jugando en su interior. Ahora hay que demostrarles talante y pelillos a la mar en este proceso de normalización, o pacificación soluciona-pajas mentales, recogedor de nueces hasta que me salgan por las orejas o de la madre que los parió a todos. Con un par.
Señor Pérez Rubalcaba, señor Rajoy Brey: tomamos nota.
26 de mayo de 2011
El gran Zeta
The Dude o Nota (Jeff Bridges) sufre en "El Gran Lebowski" la extorsión de un grupo mafioso al ser confundido por el millonario también llamado Jeffrey Lebowski, el auténtico deudor moroso. Al regresar a su casa tras un duro día (aunque Nota no curra ni para quitarse la bata antes de ir al super) tiene que contemplar como un matón le orina en su alfombra lo que da pie a esta disparatada obra de los Coen. Nota exige al otro Lebowski le restituya su alfombra favorita.
Por si eso no fuera poco sin comerlo ni beberlo se mete en el fuego cruzado entre una esposa algunas décadas más joven que el millonetis, que ha sido secuestrada y Maude (Julianne Moore), la hija de Lebowski, que desea recuperar el dinero que su padre ha detraído de la fundación que ella administra para pagar el rescate. A Nota, aparte de los del Cobrador del frac en versión paisano, también le complicarán la vida los nihilistas.
Pero Nota no está solo. Cuenta con la ayuda sus dos amigos y compañeros de equipo de bolos: Walter Sobchak (John Goodman) un veterano de la guerra de Vietnam con ideas extremas y Donni (Steve Buscemi) un tipo de gran corazón que apenas puede participar en las discusiones de sus amigos cada vez que intenta abrir la boca. Walter está seguro de que el secuestro es simulado y propone que se queden con el rescate.
Zetapé es el protagonista de un proyecto desgraciadamente real pero no menos disparatado que la comedia de los Coen. Autoerigido como adalid de la progresía más hueca y boba contra las malvadas fuerzas del liberalismo salvaje, desafía no sólo a las leyes de la economía sino las de la pura lógica: prometiendo en campaña el pleno empleo España roza los cinco millones de parados oficiales; despreciando la bandera estadounidense en un desfile de la Hispanidad se hace amiguito de Obama, con el que se une en el desayuno de la oración a pesar de ser un laicista recalcitrante con tal de salir en la foto; combatiente del terrorismo con beneficios a presos terroristas fuera del alcance de los demás condenados por la justicia al servicio del poder; baluarte del talante que ha conseguido dividir a su pueblo casi a los niveles previos a la Guerra Civil. Defensor a ultranza de los desfavorecidos y trabajadores que ha recortado el salario de los funcionarios y congelado las pensiones. El que acusaba de antipatriotas a los que alertaban de la crisis y ha convertido a nuestro país en el hazmerreír internacional.
Pero no ha sido obra suya, lo ha hecho con una cuadrilla de amiguetes del partido en su mayoría, con un curriculum forjado en los despachos del partido, sin más filosofía que la de trinca lo que puedas antes de que otro lo haga por tí.
20 de mayo de 2011
15-M
16 de mayo de 2011
Claudicación
14 de mayo de 2011. Estamos concentrados en una plaza madrileña cualquiera, pero con un recuerdo imborrable. No recuerdo haber estado tan cabreado, asqueado, indignado entre otras doscientasmil cosas más en apenas una hora. En los peores momentos, una vez más pienso que tenemos lo que nos merecemos. El Tribunal Constitucional dará entrada en las urnas a los de la capucha y el tiro en la nuca transfigurados en los jinetes del arco iris para que puedan pillar el censo electoral y de paso, algo de cacho en el presupuesto. La pantomima les ha salido perfecta. Primero el Supremo se lo impide y luego el Constitucional le enmienda la plana y todos contentos. Bueno, al menos el gobierno (o sea el pesoe, los nacionalistas y, por supuesto, ETA). No se podía esperar menos de un tribunal político cuyos miembros deben su puesto al partido que les ha nombrado. Ya tenía pocos motivos, pero desde ese día ya no me queda ninguno para celebrar el 6 de diciembre. Me niego a conmemorar el aniversario de una concubina que usan unos y otros según les convenga. Si no respetamos las reglas del juego pues eso, rompemos la baraja para lo bueno y para lo malo majetes.
Si ya el lunes anterior se juntó la tropa en las puertas del congreso porque no les dejaron entrar en el recreo, con sus amigos de é-errecé y demás. Tenemos al enemigo durmiendo en casa y no nos enteramos, o no queremos hacerlo. Tienen clara que su estrategia pasa por el "divide y vencerás" y lo están consiguiendo. Mientras tanto vivimos en un "este-país" que ya no sabe qué coño es: si una nación de naciones, constelación de pluralidades o de la madre que nos parió. Sólo nos queda la pataleta. Con cinco millones de parados, el gobierno espera a ver si escampa, y la oposición a que le caiga la fruta podrida. Y aquí no pasa nada. La desgracia de Bin Laden fue refugiarse en Pakistán en vez de en España. Aquí tendría derecho a fundar su propio partido político y seguramente a más de un asiento de un pleno de un ayuntamiento español, sin contar subvenciones y locales para ver sus vídeos cómodamente. Cuando un estado que se presume de Derecho pliega el poder judicial a los intereses políticos, ese pueblo pierde lo último que tiene: su dignidad.
Para si fuera poco, dos seísmos asolan Lorca causando víctimas. Demasiadas según los expertos para la magnitud que alcanzaron. De hecho fueron las edificaciones más antiguas las que mejor aguantaron las embestidas del terremoto.
Aunque pueda parecerlo, no me ha infectado un virus de "blogger" ni se me ha ido aún la pinza del todo. Como dice Hank Deerfield (Tommy Lee Jones) en "En el valle de Elah", la bandera es izada al revés cuando se requiere ayuda urgente ¿Podrán hacerlo ellos?
24 de marzo de 2011
Fariseos
Ceremonia de los Goya 2003: Willy Toledo y Alberto Sanjuan perpetran un espectáculo (?) más propio del númerito del taburete y la cabra que de una entrega a las mejores películas del cine español del año. En un intento patético más por parecerse a Júlibu varios invitados a la gala hacen suyo el grito de guerra no a la idem. En varios puntos de España la gente sale a la calle para manifestarse contra la guerra que Estados Unidos va a declarar al tirano Sadam Hussein con el apoyo, entre otros, de España y Gran Bretaña con la excusa de que Hussein ocultaba armas de destrucción masiva, aunque previamente gaseara a miles de kurdos y resolviera las discrepancias de sus compatriotas a punta de pistola. Unos cuantos años antes, Bush senior la emprende contra el mismo sujeto con el apoyo del gobierno de Felipe González con tropas de reemplazo sin un Madrid-Barça de por medio en la tele, hasta donde yo recuerdo. Ni Dios en la calle.
El espectáculo debe continuar.