
Eramos pocos y parió la abuela. Mientras los centros comerciales están de rebajas, los lumbreras de este nuestro estado dilapidador de las autonomías han contratado intérpretes para que sus señorías puedan hablar en su lengua cooficial de su respectiva autonomía a razón de doce mil euros la fiesta. Es decir, que en una sola sesión ya se han cepillado casi el doble del salario mínimo anual español. Se trataba de contribuir a reducir el deficit público pero qué va, tan chulos nosotros, mirad lo que hacemos con la inversión en nuestra deuda.
Y después de soltar su parrafada y quedarse tan a gusto: ¿se llevarán al traductor al bar para pedir el cubata largo al camarero? ¿También cuando se vayan de pilinguis entre pleno y pleno?
Pero no cuela. Por mucho que pregonen la multinacionalidad de esta nuestra nación de naciones me da que en realidad pretenden es que dado el calibre de las chorradas que es capaz de soltar un senador o senadora por minuto, eso "se quede en casa". Como cuando en plena conferencia el erudito le da por hablar como a un romano, y como si fuera un acto reflejo, el personal saca su mejor cara de póker. Será una cantada como un piano, pero como el muy ladrón la dice en latín ,no se entera ni el apuntador y no nos engañemos, ya es complicado entenderles incluso en castellano.
Por tanto, propongo al gobierno que cambie el himno nacional por este otro, más imbuído de ese espíritu multiautonómico y plurinacional.