29 de octubre de 2011

Hoja de ruta














En los últimos estertores de la segunda y última legislatura de Zetapé la banda asesina (es tan separatista como Bin Laden millonario anti-occidental) ETA no sólo ha podido regresar a las instituciones españolas de la mano de uno de sus tentáculos políticos, Bildu, y es probable que también lo haga al Congreso de los Diputados con Amaiur, es decir, al parlamento y el máximo órgano de la soberanía nacional sino que además se internacionalice el llamado conflicto vasco.



De este modo los etarras y sus acólitos optan por abandonar "definitivamente" -por ahora y mientras les convenga puesto que no entregan sus armas- la violencia que sólo les causaba mayor rechazo y vacaciones a sus miembros detenidos con cargo a los presupuestos generales del Estado (sí, español majetes), aparte de la logística y pistoleros pone-bombas, y reventar el sistema democrático desde dentro sin necesidad de secuestrar ni extorsionar para financiarse. Y lo cierto es que van por buen camino gracias al inestimable apoyo de la política del actual gobierno y de su partido. Obviamente es motivo de alegría que no vuelvan a matar -por ahora- a personas desarmadas en su mayoría, casi siempre por la espalda y nunca con la posibilidad de defenderse como ocurriría en una guerra o conflicto como tanto les gusta llamar a sus matanzas. Como también lo sería para los ciudadanos de Chicago en los años 30 si su ayuntamiento pagara el impuesto revolucionario en vez de hacerlo directamente los locales cuando los gangsters pasaran la gorra cuando visiten nuestro bar y todos contentos, o el gobierno de Estados Unidos considerara las reivindicaciones de Al-Qaeda y ahorrarse los muertos en la guerra de Afganistán.





Si mi cabreo fue grande en la concentración del pasado 14 de mayo convocada por Voces Contra el Terrorismo en apoyo a las víctimas, hoy ha sido más mayor si cabe al escuchar de las propias víctimas el relato de la pérdida de sus hermanos, sus hijos o sobrinos que apenas empezaban a vivir, y de todas esas vidas destrozadas para siempre. De las mismas que han sido desahuciadas por este gobierno y la oposición. A día de hoy creo que no estoy a favor de la pena de muerte, aunque esté prevista en el código penal de otros estados a los que pocas lecciones de tradición democrática podemos dar. Pero si este monstruo ha crecido tanto durante décadas en gran parte ha sido porque estos patriotas de la boina y el pasamontañas se jugaban poco más que pasarse unos años a la sombra y bien protegidos del resto de los presos favoreciendo su delirio de creerse presos políticos. Pero cuando ya es tu cuello lo que va en la ruleta, ¡ah amigo! Eso ya es otra cosa. Porque hacen falta unos cojones bien gordos para dispararle a alguien a quemarropa o poner un coche bomba en la puerta de una casa cuartel con niños jugando en su interior. Ahora hay que demostrarles talante y pelillos a la mar en este proceso de normalización, o pacificación soluciona-pajas mentales, recogedor de nueces hasta que me salgan por las orejas o de la madre que los parió a todos. Con un par.




Señor Pérez Rubalcaba, señor Rajoy Brey: tomamos nota.
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