25 de septiembre de 2009

'Dutifri'







La vuelta de vacaciones es siempre dura, parafraseando al mundo de Matrix, porque supone la vuelta al mundo real.


La depresión post-vacacional es un síndrome de lo que ha sido de toda la vida para la mayoría de los mortales, pongámonos como nos pongamos, el trabajo, el curro: una verdadera jodienda... Sobre todo para el que lo tiene, y no digamos para los que no. Parece un callejón sin salida. Que estaremos condenados a la infelicidad porque no tenemos la suerte del abuelo de Majaelrayo.


Y no es que esto tenga mala pinta, apesta. Y mucho. Ya demasiado. Si no es por los muertos en esa guerra 'legal' en Afganistán, o misión de paz según el cristal con que se mire, o el botón que aprietes del mando a distancia, es por los informes que nos ponen por detrás de la República Checa en competitividad -el que visite aquel precioso país se dará cuenta que también en otras muchas cosas más-, o porque estamos en el furgón de cola del mundo supuestamente desarrollado, o porque un dictadorzuelo con vocación de showman -no quiero insultar injustamente a los payasos- viene a la casa del Libro de Madrid como podría haberse refocilado en alguna de las casas de lenocinio con su séquito de matones porque nos vende bombonas a buen precio con el presi de una gran petrolera como ciccerone. Si hay que pecar, se peca. Todo por la patria, y más por el negocio. Se llevó cincuenta libros seguramente porque cincuenta ladrillos ocupan demasiado sitio en el equipaje. O porque se perdone la deuda a otro colega que se ha enterado que chulearnos está de moda mientras aquí los comedores de Caritas no dan abasto.


O si no porque aparece la familia Zapatero con espíritu de Halloween fuera de calendario. O porque nos hemos dado cuenta que nuestros niños se nos suben a las barbas porque el nuevo talante prohibe terminantemente no ya ponerles la mano encima, sino mirarles mal... Pobrecillos. O porque el papá de turno no tiene lo que hay que tener para decir lo que tenga que decirle a su jefe que le putea todos los días y agrede a la profe de su hijo. O porque somos muchos los que pensamos que otros hijos de nuestra santa democracia se cachondeasen de la policía hubiera sido impensable en el siglo pasado.


No es sólo crisis económica -dicen- sino también moral. Puede ser. Lo que sí tengo por cierto es que hace unos doscientos y pico de años hubo otra crisis en Francia, y bastante más gorda que la nuestra pues la gente moría de inanición por las calles, aunque tiempo al tiempo. Y ya sabemos cómo terminó aquello.

24 de septiembre de 2009

Y Obama ¿qué opina de esto?




Majaelrayo es un lugar ubicado en el noroeste de la provincia Guadalajara. Algo más al sur del hayedo de Montejo, cerca del límite con las provincias de Madrid y Segovia. Sin embargo, una vez que lo visitas te das cuenta de que estás aislado del mundo si no fuera por las carreteras que recorren la Sierra del Ocejón que en su día fueran caminos. De esta zona es característica la arquitectura de pizarra, también llamada arquitectura negra que la hace tan especial, y espectacular.

No esperábamos encontrarle pero allí estaba él. Sentado en la puerta de casa se comía una pera. Lo vi igual que en el anuncio, campechano, ajeno al mundo...

Han pasado quince años pero el abuelo -siento de verdad no conocer su nombre- permanecía casi inalterado, como esa tierra que un día le vio nacer. Responde amablemente cuando le decimos -Se ha hecho usted famoso con el anuncio aquel- . Al contárselo más tarde a la vecina que nos ayudó a encontrarle nos puso cara de 'pues habéis tenido suerte' porque el hombre debía estar un poco hasta las narices de turistas dándole la tabarra. Ese día era la fiesta del pueblo, en el ayuntamiento ofrecían un ágape y el abuelo daba buena cuenta del jamón.


¿Será cierto que la ignorancia es premisa necesaria de la felicidad?
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