31 de marzo de 2009

República Dominicana: crónica de mi viaje



Durante unos días de vacaciones he viajado por este hermoso país y quiero escribir aquí sobre esta experiencia. Es la primera vez que 'cruzo el charco' y es asombroso pensar que hemos tardado algo más de ocho horas en realizar el trayecto que a Colón le llevó algunos meses. Como ya me dí cuenta hace años, una vez que coges un avión, tu concepto de la relación tiempo-espacio ya no es el mismo.


Al aterrizar se podía apreciar una especie de colonia de favelas, donde la gente prácticamente hace su vida en la calle. Más tarde supe que los negocios están abiertos hasta las 11 de la noche. Llaman la atención la cantidad de puestos callejeros donde se vende comida cocinada. Otro tema es la circulación: no existe limitación de velocidad, puedes cruzarte con vehículos que no van a más de 50 km por hora en autopista y el uso del intermitente es prácticamente nulo. Otros detalles que llaman la atención es la cantidad de coches parados con averías, normalmente pinchazos, tratando de solventarlas el propio conductor o con ayuda de otros. Aquí ahora nos dicen que las cambiemos nosotros, a pesar de que el coche lleve el gato elevador, y seguro que nos quedamos con cara de decir ¿tú estás majareta? Y es que antaño todavía no existía eso de la asistencia en carretera.


¿Y el tráfico? Santo Domingo es una ciudad caótica. Los atascos son monumentales y sólo existen semáforos en las vías principales. En las demás no hay señales ceder el paso mucho menos de Stop. Sólo os digo que al lado de aquello, los atascos de Madrid en hora punta me parecen una balsa de aceite.


Una tarde nos acercamos al mercado que se organiza todos los lunes en Dajabón, localidad fronteriza con Haití. Al llegar una de nuestras amigas me advierte que me quite la cadenita de oro que llevo y se la entregue para luego guardársela en un pequeño bolsillo de su pantalón. Al bajar del coche comprendo por qué. Rápidamente se nos han acercado varios hombres ofreciendonos botellas de licor y al acercarnos al mercadillo comprobamos que la mayoría son haitianos que venden fruta, ropa interior femenina o las tripas de una vaca. El panorama es realmente desolador. Ni siquiera me atrevo a sacar la cámara.







Los cortes en el suministro eléctrico son frecuentes en esta zona. Sin embargo, a pesar de la pobreza la gente vive con mucha dignidad. Uno de los días visitamos una escuela y allí comprobé que la forma que tienen de educar a los niños difiere bastante de la nuestra: Al entrar en clase izan la bandera y cantan el himno. Una cosa que me llamó mucho la atención es que casi todos los estudiantes van uniformados.

Santo Domingo, aparte de caótica, de noche es una ciudad peligrosa. Para moverte de un lugar a otro tienes que llamar por teléfono para que un taxi para acuda a recogerte, y es conveniente solicitarlo al nº que te faciliten en el hotel o bien a alguno de confianza si te acompañan dominicanos para no correr riesgos innecesarios. No hubieramos sido los primeros en quedarnos sin zapatos en plena calle, aparte del dinero y la documentación que lleves encima. Al entrar en uno de los locales de ocio nos pasan un detector de metales: en este país es legal portar armas de fuego si cuentas con el correspondiente permiso. En muchos establecimientos públicos y bancos con cajero automático contratan a un guarda armado con una recortada. No sé si se puede llamar miedo la sensación que tuve pero sí fue bastante incómoda... La policía también sufre la corrupción entre sus filas.

Para conocer la zona colonial uno de los taxistas del hotel hizo de ciccerone. Me cuenta que tuvo que irse a trabajar a Estados Unidos y que su ex-mujer, cansada de la soledad le dejó por un español que se la trajo con su hijo. Vaya, si es que ni con su oro nos conformamos -pienso-. Pero lejos de sentir animadversión hacia nuestro país me cuenta que los españoles nos teníamos que haber quedado porque eramos más tolerantes, y "no nos creíamos los amos del mundo".

-Como los americanos ¿verdad?, -le pregunto. Lo siento pero me lo puso a huevo-.


-Ahh, ¡Esos gringos!... Replica con gesto agrio para continuar echando pestes del actual imperio.


Cuando llegamos a la zona colonial mientras me enseña la fortaleza y la Catedral Primada de América exclama con vehemencia, casi poseído:

-¡Toooodo esto es suuuyo!


Le respondo que así sería hasta el día en que se independizaron, concretamente un 25 de febrero.

Otra de las cosas 'curiosas' fue que no podía salir yo mismo del taxi sino que el hombre tenía que bajarse para abrirme la puerta por mi seguridad. Al llegar frente a un edificio oficial se puso a discutir con uno de los guardias para que retirara los conos para dejarle parqueo libre porque traía 'a un turista'. Para mi sorpresa el guarda finalmente cede y los retira, el tío parquea su coche y claro, como yo no puedo salir, se baja a abrirme la puerta. Hasta parecía que yo era alguien... Luego me explicó que los conductores que llevan a los turistas son responsables de su seguridad, e incluso tenía permiso de armas y le obligaban a contratar un seguro.





En la fortaleza coincido con una pareja de estudiantes de unos doce años a los que les digo que son un poco jóvenes para ser guías a lo que la chica me contesta con ese partícular acento: -Sí señor. Pero tenemos suficientes conocimientos para ayudarle a conocer mejor nuestra ciudad.







En este lugar tengo la impresión de no haber salido de Castilla. Les digo que este tipo de arquitectura es idéntico al que podrían encontrar en Segovia, Avila, Toledo o incluso en el casco antiguo de Madrid. También les comento que habría sido imperdonable recorrer más de seis mil kilómetros y perderme esta maravilla. La muchacha me habla de la Semana Santa dominicana, algo diferente a la nuestra... Me transmite el deseo que me encuentre agusto en su tierra y el orgullo de ser dominicanos. No sé por qué, en ese momento sentí cierta envidia. Una vez más, lo odioso de las comparaciones.

25 de marzo de 2009

Irak, seis años


Han transcurrido desde que Bush junior ordenó a sus tropas atacar al país a cuyo tirano su padre prefirió no derrocar doce años antes.


Vaya por delante que todas las guerras, sin excepción, son malditas pero tan viejas como el hombre. Y como en todas las demás en estas se produjeron miles de víctimas inocentes, muchas de ellas niños que ya sufrían las secuelas del embargo tras la primera guerra del Golfo Pérsico. Y previamente a esa guerra, apoyada por el gobierno español de Felipe González con tropas de reemplazo y Marta Sánchez cantándoles por Navidad a lo Marilyn Monroe, sufriendo el rodillo de un integrista laico que no gobernó un estado durante más de 20 años. Simplemente lo consideraba de su propiedad.


Dicen que esta guerra fue 'ilegal'. No sabía que había guerras legales. Me surge la cuestión de cómo se tipificaban antes de constituirse Naciones Unidas. Organización que por cierto se encontraba presidida por un señor cuya honradez se puso en entredicho al haber aceptado pasta bajo la mesa. ¿No serían ilegales las dos Guerras Mundiales? ¿O nuestra Guerra de la Independencia? Para desencadenar la primera bastó el asesinato de un príncipe en Sarajevo, para la segunda la necesidad de parar los pies al III Reich y la tercera, que España no estaba dispuesta a convertirse en parte de Francia.


Para la invasión de Irak Bush esgrimió lo de las armas de destrucción masiva ocultas a las inspecciones de la ONU, muy a menudo obstaculizadas por Saddam Hussein de forma bastante chulesca, lo cual fue utilizado como otro argumento por EE. UU. para atacar: si la policía da el alto a un individuo del que se sospecha que es peligroso y va armado, y este se da a la fuga mientras le dan el alto. La policía en ese momento le dispara porque huye, no porque vaya armado: pues todavía no lo sabe con certeza. Y para bien o para mal, Estados Unidos se ha erigido en eso: la policía mundial. Después de derrotar a Hitler en la primera Coalición Aliada, tuvo que acudir una vez más a Europa a sacarnos las castañas del fuego en la crisis de los Balcanes hace menos de dos décadas, ante la vergüenza de al menos tres potencias de la OTAN del mismo continente. No se trata de ser pro o anti-americano sino de ver las cosas con un poco de rigor. Por supuesto que no se trata de acciones altruistas sino que obedecen a sus intereses como ha ocurrido con todos los imperios desde que el mundo es eso.


Ahora se habla de lo mala que fue la 2ª guerra de Irak, también de Bush junior, aunque cada vez menos: como era previsible el propio sistema democrático norteamericano lo ha relegado a ser hoy un cero a la izquierda, un don nadie por muchos miles de dólares que estén dispuestos a pagarle por sus conferencias, si es que todavía puede haber alguien dispuesto a tirarlos por la borda. Dentro de unos años, o quizá meses, ya nadie hablará de él salvo si se le quema el rancho en un descuido en una de sus barbacoas para agasajar a sus amigos Blair y Ansar.


Pero de quien ya apenas -por no decir nada- se habla es del gran Saddam. Y lo que nadie dice es que de no ser por el país de Bush -padre e hijo- el Raïs seguiría campando a sus anchas en su lujoso palacio atemorizando a su población y asesinando kurdos, a los que gaseó. La diferencia es que la CNN ni ninguna otra televisión estaba allí para difundirlo como ha ocurrido con las dos guerras más mediáticas de la historia. Y como sigue ocurriendo hoy en Irak.

23 de marzo de 2009

'Slumdog Millionaire'




De vez en cuando vale la pena pagar una entrada y dejarse caer en una butaca y ver películas como esta.


Para los que no la habéis visto, es la historia de Jamal Malik, el joven ganador de la versión india del concurso de televisión ¿Quién quiere ser millonario?




Está contada con la vieja fórmula de flash-back, en la que aparecen intercaladas las preguntas que Jamal va acertando en el programa con el interrogatorio al que la policía le somete al sospechar de fraude, en el que tiene que explicar cómo conoce las respuestas a preguntas como quién es el presidente que aparece en los billetes de 100$ -la escena es de lo mejor- algo que resulta inverosímil en un chico indio de origen humilde.


Así la película nos introduce 'suavemente' en la realidad de esa sociedad, junto con la dura infancia de Jamal, huérfano desde muy temprana edad. Desde entonces él junto su hermano y amiga -y algo más- Latika tendrán que buscarse la vida pasando por una red de explotación infantil, mostrada en toda su crudeza con los niños cantantes.


Por si fuera poco, Jamal tendrá que soportar estoicamente las chanzas del presentador del concurso sobre su modesta profesión , un tipo con pinta de macarra trasnochado a pesar del traje y bastante sinvergüenza, por no emplear otra palabra más apropiada, pero fuera de horario infantil. Hace que Carlos Sobera -presentador de la versión española, que tampoco se cortaba en 'torturar' a sus masoquistas concursantes al provocar sus dudas, o prolongando la solución correcta y su característico juego de cejas- parezca a su lado un narrador de un documental del National Geographic.

Slumdog Millionaire mezcla una bella historia con la dura realidad de la India, bastante alejada de los circuitos turísticos del maravilloso Taj-Majal, pero tampoco demasiado... Como Bollywood sea como esto ya se pueden ir preparando la Penélope y Pedro.

Actores reales que se confunden con el resto por la interpretación, magnífico guión y una B. S. O. poderosa como podéis comprobar. Yo no sé qué más se puede pedir.

22 de marzo de 2009

En el paro


Cuando os pregunten en la próxima encuesta si conocéis a alguien que esté en paro podréis decir que sí si hasta ahora no teníais a nadie, aunque sea a nivel virtual. Yo tampoco lo hacía hasta que mi ex-empresa tuvo que reducir drásticamente su personal. Creíamos que podíamos aguantar pero la crisis finalmente también nos alcanzó a nosotros.


Vuelta al INEM, a los papeleos y a enviar curricula a empresas que estén en condiciones de contratar a alguien. Y las que haya con la bandeja de candidatos saturada. El panorama no es alentador, pero aunque Dios apriete...


Hasta que no te toca a tí ya no es una cifra sino la realidad. La verdad es que formar parte de una lista de 3 millones y pico de personas -y eso a nivel oficial- no es ningún consuelo en absoluto. Desde que comenzara esta 'suave desaceleración' consecuencia de la crisis financiera global que nos aqueja era previsible... Vamos, que ni el Padre Nuestro me sale ya tan de corrillo.


Ya no se trata si es culpa de este gobierno o no. Se trata de millones de vidas viviendo en estado casi permanente de incertidumbre. Por suerte yo soy afortunado al carecer de cargas familiares y puedo buscarme la vida en otra parte pero para otros muchos no, o es tarde para volver a empezar.


Por suerte el despido me ha cogido justo antes de unas vacaciones que tenía pendientes y quizá por eso el trago ha sido menos amargo, aunque es cierto que no te vas con la misma mentalidad. Por ahora me lo estoy tomando bastante bien. Será un efecto más del jet lag o como dice Mr. Murphy: Si usted continúa impasible mientras todo el mundo echa a correr es que no ha captado la verdadera gravedad del problema. Comprar el periódico los domingos se ha convertido en una rutina casi olvidada y fuente permanente de cabreo de enterarme de lo que gastan nuestros alegres cargos públicos. Siempre ha habido clases.


Sin embargo, mientras pueda y me dejen, seré positivo. Mantendré la serenidad en las entrevistas de trabajo con recién masterizados en RR. HH. que creen que van a ser los reyes del mambo en dos telediarios y que, modestia aparte, me los merendaré en media tarde. O de responsables pasados de tuerca que me harán preguntas que ellos mismos podrían responder si se hubieran molestado en leerse mi curriculum.


La vida sigue ¿no?
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