14 de mayo de 2011. Estamos concentrados en una plaza madrileña cualquiera, pero con un recuerdo imborrable. No recuerdo haber estado tan cabreado, asqueado, indignado entre otras doscientasmil cosas más en apenas una hora. En los peores momentos, una vez más pienso que tenemos lo que nos merecemos. El Tribunal Constitucional dará entrada en las urnas a los de la capucha y el tiro en la nuca transfigurados en los jinetes del arco iris para que puedan pillar el censo electoral y de paso, algo de cacho en el presupuesto. La pantomima les ha salido perfecta. Primero el Supremo se lo impide y luego el Constitucional le enmienda la plana y todos contentos. Bueno, al menos el gobierno (o sea el pesoe, los nacionalistas y, por supuesto, ETA). No se podía esperar menos de un tribunal político cuyos miembros deben su puesto al partido que les ha nombrado. Ya tenía pocos motivos, pero desde ese día ya no me queda ninguno para celebrar el 6 de diciembre. Me niego a conmemorar el aniversario de una concubina que usan unos y otros según les convenga. Si no respetamos las reglas del juego pues eso, rompemos la baraja para lo bueno y para lo malo majetes.
Si ya el lunes anterior se juntó la tropa en las puertas del congreso porque no les dejaron entrar en el recreo, con sus amigos de é-errecé y demás. Tenemos al enemigo durmiendo en casa y no nos enteramos, o no queremos hacerlo. Tienen clara que su estrategia pasa por el "divide y vencerás" y lo están consiguiendo. Mientras tanto vivimos en un "este-país" que ya no sabe qué coño es: si una nación de naciones, constelación de pluralidades o de la madre que nos parió. Sólo nos queda la pataleta. Con cinco millones de parados, el gobierno espera a ver si escampa, y la oposición a que le caiga la fruta podrida. Y aquí no pasa nada. La desgracia de Bin Laden fue refugiarse en Pakistán en vez de en España. Aquí tendría derecho a fundar su propio partido político y seguramente a más de un asiento de un pleno de un ayuntamiento español, sin contar subvenciones y locales para ver sus vídeos cómodamente. Cuando un estado que se presume de Derecho pliega el poder judicial a los intereses políticos, ese pueblo pierde lo último que tiene: su dignidad.
Para si fuera poco, dos seísmos asolan Lorca causando víctimas. Demasiadas según los expertos para la magnitud que alcanzaron. De hecho fueron las edificaciones más antiguas las que mejor aguantaron las embestidas del terremoto.
Aunque pueda parecerlo, no me ha infectado un virus de "blogger" ni se me ha ido aún la pinza del todo. Como dice Hank Deerfield (Tommy Lee Jones) en "En el valle de Elah", la bandera es izada al revés cuando se requiere ayuda urgente ¿Podrán hacerlo ellos?
Hubo un tiempo en que los pícaros vestían camisola y jubón y atacaban con dagas y espadas. Luego mudaron de vestuario y armas.
16 de mayo de 2011
Claudicación
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4 comentarios:
Se han burlado de todos nosotros, es una sentencia que esperábamos y aún así cae como un jarro de agua fría.
Por cierto, tomo nota de la película, no la conocía.
Candela:
Muchas veces me pregunto en manos de quiénes estamos y prefiero no responderme.
Un saludo.
Fenomenal alegato, JF Sebastian.
El Constitucional no merece ese nombre. Ese es el Día de la Infamia.
Saludos blogueros
José Antonio:
Lo es, tras el 11-M.
Saludos.
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