Conozco bien a los hispanos; siguen ciegamente a sus jefes y son capaces de dejarse matar por ellos, pero jamás se unirán en un objetivo común; son demasiado independientes, no entienden que pueda existir algo superior a su ciudad o a su tribu. Cuando les hablas del interés de toda una nación o de la grandeza de Roma, se encogen de hombros como si lo hicieras en griego o en persa.
Año 147 a. C. Marco Tulio, legado romano, les explica al Cónsul Escipión y a su amigo celtíbero Aracos su percepción de Hispania en la novela Numancia de José Luis Corral. Fue una etapa turbulenta de nuestra historia. La casualidad ha querido que este libro haya caído en mis manos en momentos un tanto tensos aunque no tan agitados como en las guerras púnicas y el asedio numantino. Al llegar a esta frase no pude evitar pararme a pensar en todo lo que está ocurriendo casi dos milenios después. ¿Sería Marco también un visionario?
1 comentario:
Ya llegaremos a eso, ahora el (des)gobierno está en la fase del reino de Taifas.
Aunque hay otros con más imaginación aún o_O
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